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27 de febrer del 2013

Dos personas habían ocupado el piso del triple crimen del Carrer Reial



Desalojados por la Guardia Urbana

En octubre de 2010 una vivienda del bloque nº9 del Carrer Reial fue protagonista de un terrible crimen donde un hombre de nacionalidad marroquí mató a su mujer y sus dos hijos. Después de las pertinentes investigaciones policiales, retirada de los cuerpos y limpieza de la escena el piso quedó cerrado y en manos municipales.

El pasado jueves una vecina del piso de arriba alertó a José Ruiz, presidente de la Associació de Veïns del Barri del Port, con local al lado, que había sentido ruidos en el piso en cuestión. Ruiz alertó a la Guardia Urbana quién comprobó que la puerta había sido forzada y habían cambiado la cerradura. Los agentes identificaron al día siguiente a dos personas y las desalojaron por tratarse de una ocupación ilegal.

Este lunes la brigada volvió para comprobar que el piso había sido desocupado y soldaron la puerta para evitar nuevas ocupaciones. Según los vecinos, el año pasado también se ocupó hasta dos veces en poco tiempo el piso de al lado.

El triple crimen del Carrer Reial


Se cumplen casi 3 años des del terrible y mediático triple crimen que se cometió el 11 de octubre de 2010 en el nº9 del Carrer Reial, el bloque contiguo al local de la Associació de Veïns del Barri del Port.


Según las conclusiones del ministerio público, el procesado, de origen marroquí, Abdeslam Brada, cogió un cuchillo de la cocina de 15 centímetros de longitud y se dirigió al dormitorio del inmueble. En aquellos momentos, en la habitación se encontraba su mujer junto con los hijos que tenían en común –una niña de 6 años y un niño de 2–. Con la intención de poner fin a la vida de su compañera, la atacó de sorpresa, e impidió que ella se pudiera defender –la víctima, que presentaba 13 heridas, murió de manera casi inmediata como consecuencia de un corte en el cuello–. A continuación, agredió mortalmente con el mismo cuchillo la menor y, finalmente, puso fin a la vida del niño. Una vez perpetrados los tres crímenes, colocó los cadáveres en la bañera y los cubrió de cemento y tiza para dificultar que fueran descubiertos.


El asesino se entregó en Barcelona unos días después asegurando que unos desconocidos lo perseguían y que habían matado a su familia. Declaró que al día siguiente había marchado a Algeciras y después a Bélgica buscando trabajo y que en una conversación con su hermano se enteró de lo ocurrido.

Brada negó estar “loco”, pero aseguró tener “el don del Sultan”, que le permite saber si una persona es buena o no dándole la mano y mirándola a los ojos. Según el acusado, si esta persona ha cometido algún crimen o irregularidad grave, le quema la mano.

Vecinos declararon haber visto a Brada aquellos días y sentir discusiones a pesar de la orden de alejamiento que tenía por episodios violentos anteriores. El fuerte olor alertó a los vecinos que alertaron a la Policía.

Brada declaró finalmente que su don le hizo ver que su mujer era una asesina y que los hijos no eran suyos. Declarado culpable por un jurado popular fue condenado a 76 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario por el triple crimen e infringir la orden de alejamiento a pesar de que sólo cumpliría 40 por los máximos marcados por la ley. También una indemnización de 100.000 euros a los padres de la víctima.

Fuentes: mestarragona, ara.cat, elpuntavui.cat
Imágenes: mestarragona, tarragonaradio.cat, elpuntavui.cat